ZÚRICH (Reuters) — Nestlé contrató a Rothschild
para vender activos en América Latina por un valor total de más de 1,000
millones de dólares, como parte de una campaña para ganar la aprobación
regulatoria para la compra de la unidad de nutrición de Pfizer, dijo
Bloomberg, citando a tres personas con conocimiento del asunto.
El
fabricante con sede en Vevey del café Nescafe y las barras de chocolate
KitKat se encuentra en las primeras etapas de un proceso para vender los
activos, dijo la agencia de noticias, citando a una de las tres
personas.
Nestlé dijo el miércoles que no comentará sobre la
venta de activos y procesos regulatorios en curso. Rothschild no
respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Nestlé
acordó comprar el negocio de Pfizer de alimentos para bebés en 11,850
millones de dólares en abril pasado, superando a su rival francés Danone
en la lucha por el dominio de los mercados emergentes de rápido
crecimiento.
Analistas han dicho que la compañía podría tener que
vender hasta 30% de los negocios de Pfizer, incluidos los de América
Latina, Oriente Medio y Asia, como parte de un proceso de aprobación
regulatoria que podría tardar hasta 12 meses.
"De acuerdo con mis
supuestos tendrán que hacer desinversiones en México, Venezuela y
Colombia, porque la cuota de mercado combinada es de más del 50% en esos
mercados", dijo Jon Cox, jefe de investigación suizo de Kepler Capital
Markets.
El dijo que Mead Johnson, Heinz y Danone probablemente
estarían interesados en los activos. "Asumo que Nestlé trataría de
organizar cierta guerra de ofertas para maximizar la parte de los
ingresos procedentes de esos acuerdos", indicó.
Reguladores mexicanos de competencia bloquearon el acuerdo
en noviembre diciendo que el grupo combinado tendría una participación
demasiado dominante en el mercado nacional de alimentos para bebés, lo
que podría perjudicar a los consumidores. Una venta por parte de Nestlé
de algunos activos en el país podría hacer que cambien de opinión.
Las multinacionales del tabaco han perdido hoy el pulso
con el Gobierno de Australia a raíz de que la Justicia desestimara su
recurso contra ley que obliga a que los paquetes de cigarrillos sean
homogéneos y sin publicidad.
El Tribunal Superior de Canberra dictaminó que la ley, que entrará en vigor el próximo 1 de diciembre, no contraviene la Constitución ni infringe los derechos de propiedad intelectual como denuncia la industria tabaquera.
Australia
se convierte así en el primer país en adoptar el empaquetado genérico,
sin marcas ni textos de promoción del tabaco, mientras que otros países
como Gran Bretaña, Canadá o Estados Unidos se estudian medidas
similares.
Encabezados
por la británica British American Tobacco (con marcas internacionales
como Lucky Strike), los demandantes incluyen a Japan Tobacco
International, Imperial Tobacco (Cohiba o Golden Virginia) y Philip
Morris (Marlboro, L&M o Chesterfield).
«Al menos una mayoría de este tribunal opina que la ley no es contraria (a la Constitución de Australia)», afirmaron los jueces, que presentarán sus argumentaciones en una fecha posterior.
Las compañías no podrán recurrir la sentencia y tendrán que empezar a empaquetar el tabaco en cajetillas de color verde oliva, con tipografía homogénea y en letra pequeña la marca, a partir de la fecha de entrada en vigor de la nueva ley.
Además,
las advertencias sanitarias con tumores cancerígenos y bebés enfermos
que ocuparán el 75 % de la parte frontal de los envoltorios y el 90 % de
la posterior.
Uno
de los más firmes defensores de la ley es la fiscal general
australiana, Nicola Roxon, exministra de Sanidad y cuyo padre murió de
cáncer de esófago provocado por el tabaco cuando ella tenía 10 años. «Es
un hito para el control del tabaco en el mundo. Otros países podrían
considerar ahora tomar medidas parecidas», declaró Roxon.
Tras conocer el veredicto, el presidente del Consejo de Tabaco y Salud, Mike Daube, afirmó que se trata de «una victoria masiva para la salud pública» y «la peor derrota de la industria tabacalera mundial».
Daube,
que dirigió el comité que asesoró al Gobierno sobre la ley, recordó que
«las compañías tabaqueras se han opuesto al empaquetado homogéneo con
más ferocidad que contra cualquier otra medida».
Pérdidas millonarias
Las
empresas tabaqueras insisten en que la ley les causará pérdidas
millonarias y que viola sus derechos de propiedad intelectual al
prohibirles utilizar sus logotipos.
El portavoz de British American Tobacco, Scott McIntyre se mostró «extremadamente defraudado»
con la decisión del Tribunal Superior y agregó a la prensa, que «al
final del día nadie gana con el empaquetado homogéneo excepto los
criminales que venden cigarrillos en Australia».
El
portavoz indicó que no obstante cumplirán con la normativa, aunque
consideran que «el Gobierno no tiene el derecho de sustraer la propiedad
intelectual de las compañías».
Para
Sonia Steward, portavoz de Imperial Tobacco, "la legislación facilitará
el trabajo de los contrabandistas al abaratar sus costes" y precisó que
el Estado debería compensar a las compañías por privarles de su imagen
de marca.
La
compañía Philip Morris indicó en un comunicado: «tendremos que esperar a
leer el dictamen del tribunal para poder evaluar la decisión de hoy en
su totalidad. Pase lo que pase, la legalidad del empaquetado genérico,
incluida la cuestión de si Australia tendrá que pagar una indemnización
considerable a Philip Morris Asia, sigue estando sobre la mesa y se
tendrá en cuenta en otros recursos jurídicos en curso».
Críticas internacionales
Algunos
países como Honduras, la República Dominicana y Ucrania se han opuesto
en la Organización Mundial del Comercio (OMC) a la normativa australiana
al considerar que vulnera los derechos de propiedad intelectual.
Según
las autoridades hondureñas, la legislación elimina «la función básica
de una marca, que es permitir a los consumidores distinguir productos de
distintas compañías».
Los
denunciantes también alegan que la normativa australiana pondrá
restricciones al comercio al regular el empaquetado del tabaco, aunque
de hecho sus exportaciones a Australia tienen un volumen poco
significante.
En
los años 90, el Ejecutivo de Camberra prohibió la publicidad del tabaco
en cualquier medio de comunicación y soporte, así como el patrocinio de
todo tipo de evento.
Unos
15.000 australianos mueren cada año a causa de dolencias relacionadas
con el tabaquismo, un hábito que según fuentes oficiales cuesta cada año
unos 31.871 millones de dólares a la arcas del Estado de este país
oceánico.
El Gobierno aspira a recortar el número de personas fumadoras del 15 % de la población actual al 10 % en 2018. Otros países como Gran Bretaña, Canadá o Nueva Zelanda estudian medidas similares a la adoptada por Australia.