martes, 19 de octubre de 2010

Bombealo

by Richard Mitchell

Los lubricantes de grado alimenticio son cada vez más poderosos.


Los lubricantes de calidad alimentaria, uno de los elementos esenciales en la protección tanto de las maquinarias como las proteínas durante el proceso, son cada vez más poderosos.

En respuesta a la creciente demanda de los productores de carnes y alimentos en general, que requieren lubricantes que puedan soportar mejor la limpieza y operen en condiciones extremas, los fabricantes están mejorando los productos para cumplir con los reglamentos del Departamento de Agricultura (USDA) de Estados Unidos, para el uso en las plantas donde existe la posibilidad de contacto accidental con alimentos — o contaminación posterior.
Según los analistas, los niveles de rendimiento de los lubricantes de grado alimenticio se están acercando a los de las grasas convencionales.

Los productos de aceite con base sintética y espesantes desarrollado recientemente, por ejemplo, están permitiendo a los lubricantes actuar en rangos de temperaturas cada vez más amplios.

Mientras que los lubricantes de grado alimenticio formulados con aceites blancos normalmente podrían funcionar hasta a una temperatura de 130º C, los productos con ésteres sintéticos pueden ser eficaces en hasta 180º C, señala Chuck Coe, presidente de Grease Technology Solutions LLC, una empresa de consultoría con sede en Manassas, Virginia.

Coe señala que en los últimos años el suministro de agua por aspersión de algunas grasas se ha reducido casi cuatro veces.

Aunque las grasas son cada vez más fuertes, los procesadores también deben adaptar los horarios de lubricación más eficientemente para un rendimiento óptimo del equipo.

Los analistas recomiendan que los ingenieros de la planta deben seguir primero las instrucciones de lubricación de los fabricantes de los equipos, así como los cálculos genéricos — que a menudo se pueden encontrar en Internet – y que tienen en cuenta elementos tales como el tamaño y la velocidad de rotación de los rodamientos. Pero quizás la fuente más precisa de datos, son los trabajadores con experiencia en el mantenimiento de la maquinaria.

“Un buen programa de lubricación tiene en cuenta la capacitación del personal que hace un seguimiento regular de los equipos y no desperdicia la grasa, lubricando con demasiada frecuencia, o no lubricar lo suficiente, con lo cual causan fallas en el equipo”, señala Coe. “Hay un equilibrio que debe ser reconocido”.

Estos operadores también deben tener en cuenta los diversos requisitos específicos de las máquinas. Los horarios de lubricación, por ejemplo, a menudo dependen de las temperaturas que varían en diferentes piezas de equipo y con qué frecuencia trabaja el equipo.

Mientras que algunos equipos deben ser lubricados varias veces al día, otras máquinas pueden ser engrasadas cada año. La determinación de los grados de congruencia y niveles adecuados de rendimiento de las grasas también es fundamental para una óptima eficiencia.

Coe dice que los fabricantes del equipo original y los proveedores suelen ser fuentes fidedignas de estos datos, para mantenerse al día con los productos más adecuados y garantizar que los programas de mantenimiento estén actualizados, Coe agrega que los procesadores también deben crear equipos de control interno.

“El mayor reto para un programa efectivo, es la mentalidad de la empresa”, afirma. “Administradores inteligentes y torpes existen. Algunas empresas piensan que están economizando al reducir la frecuencia necesaria y la calidad de lubricación, o al usar lubricantes de menor calidad sin tener en cuenta los costos en las fallas en el equipo”.

Aunque la demanda es cada vez mayor por lubricantes de grado alimenticio de alta funcionalidad, el sector aún está experimentando dificultades para crecer.

Coe señala, por ejemplo, que los aceites de base sintética con frecuencia cuestan entre dos a cuatro veces más que sus homólogos de aceite mineral. Y, porque es un segmento relativamente pequeño del sector de grasas en general, estimado en menos del 10%, los lubricantes de grado alimenticio no los tienen disponibles todos los proveedores. Sin embargo, Coe resalta que la demanda de productos aumentará cada vez más en los próximos años.

“La preocupación suscitada por la retirada de alimentos dará pie al crecimiento”, afirma.

Muchos procesadores de alimentos ya están haciendo del engrasado una prioridad.

James Mock, ingeniero de la planta Mountain States Rosen LLC de El Bronx, Nueva York, dice en parte la lubricación es un seguro de calidad de las prácticas del proceso cordero (SFQ).

El Aseguramiento de la Calidad de los Alimentos o SFQ (por sus siglas en inglés), es un programa de certificación de calidad y sistema de gestión de aseguramiento de la alimentaria mundial, desarrollado por el Instituto SQF, una división del Food Marketing Institute, de Washington, DC. Su objetivo es hacer posible que los proveedores puedan asegurarle a sus clientes que los alimentos han sido producidos, procesados, preparados y manejados de acuerdo con los más altos estándares de calidad posibles.

Mountain States Rosen investiga los lubricantes de grado alimenticio desplazados durante la limpieza, el ajuste del engrasado y la frecuencia, de acuerdo con las notas de Mock.

“Podemos ir de lubricación semanal a diaria, si es necesario”, dice. “Sin embargo, es crucial que no haya un exceso de lubricación para evitar que se pueda acumular suciedad y bacterias al salpicar las bandas transportadoras. Hay una línea fina entre el engrasado justo y el excesivo que puede contaminar el equipo”.

Halperns Steak & Seafood, un procesador con sede en Atlanta, aprovecha los equipos de auto-lubricación para engrasar eficientemente, dice Chuck Van Dyke, director de producción. El desafío más grande, señala, es crear el programa óptimo de lubricación para las nuevas máquinas.

“En la medida que los equipos se modernizan, hay más campanas y silbatos, y engranajes girando”, dice Van Dyke. “Es importante crear listas de comprobación y no tomar la lubricación por hecho”.

Sioux-Preme Packing Co., un centro Sioux, procesador de carne de cerdo, con sede en Iowa, tiene dos operadores trabajando con pistolas de grasa que funcionan con baterías y bombas de aire, en la lubricación de los equipos, durante unas dos horas al día, afirma Rick Getman, ingeniero de la planta.

Añade que el objetivo es engrasar las máquinas tan pronto como sea posible después de las limpiezas, para permitir que los lubricantes desplacen el agua de los cojinetes de la máquina. IA


Este artículo fue publicado por The National Provisioner, una revista hermana de Industria Alimenticia.


Richard Mitchell
Richard Mitchell, editor, Meat & Deli Retailer

No hay comentarios: